jueves, 15 de marzo de 2012

THE DEVIL INSIDE (2012). WILLIAN BRENT BELL

Dos largos años ha tardado en estrenarse la nueva película de W. Brent Bell, director de la lejana Stay alive (2006). Ofrecida, sin mucho éxito, a diferentes festivales, y tras pasearse por mercados y distribuidoras, finalmente ha sido Paramount Pictures la compañía en adquirir el film. Algo que a priori, dicha tardanza en su venta, no es buena señal...
The devil inside, enmarcada en la corriente found footage, podríamos desglosarla en tres actos, similar a una obra de teatro. Sus —excesivos— noventa minutos de duración se resumen de esta manera: trescientos segundos iniciales sobrecogedores; cuarenta minutos posteriores densos y agónicos; y un resto de metraje que fluctúa entre el horror, el aburrimiento y la palabrería. Y es que la historia de Isabella (Fernanda Andrade), una joven que decide viajar a Italia en busca de la verdad acerca del trastorno psicológico de su madre, bien podría haberse desarrollado de forma más enérgica e inteligente.

Cuando acentúo los primeros cinco minutos de la cinta es debido a la huella que deja el horror al que asistimos inicialmente: la entrada a un hogar estadounidense, repleto de cadáveres fracturados, de un equipo de cámaras con la policía encargados de filmar el rastro de una macabro y sanguinario exorcismo. Cafre y despiadado a la par que formidable.
El metraje subsiguiente, con nuestra protagonista preparando su viaje a Italia, llegada y adaptación al país europeo, es torpe, pausado y sin carisma. El título, a medida que avanza, lastrado por sus débiles interpretaciones, va cayendo por su propio peso hasta finalizar con una serie de diabólicos ataques, levitaciones, visitas a templos, rezos y posesiones envuelto en más verborrea y desgana.
Con buenas intenciones y premisa, además de un sofisticado aparato para exorcizar (ya le hubiese gustado al Padre Karras contar con él), la aleación de thriller terrorífico y falso documental asociado al mal jamás funciona en The devil inside. Carente de suspense y de trama insostenible lo mejor de la cinta lo encontramos en una joven poseída capaz de contorsionarse hasta extremos insospechados y que el film se desarrolle en Italia, país católico y sagrado y, a su vez, un manantial de cine satánico.

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