Que una película ya adquirida por una compañía estatal, en
este caso DeAPlaneta, cambie semanas antes de su estreno fecha, título y cartel,
con toda la maquinaria de difusión/promoción avanzada, no es buena señal… es
algo que el espectador más activo puede interpretar de forma negativa y, directamente,
alejarse de ella. Justamente es lo que ha sucedido con La maldición de Rookford. Tras dichas alteraciones, entendibles
tras ver el producto, llega a nuestras pantallas.
La opera prima
de Nick Murphy, habitual realizador de series para la televisión, se enmarca
dentro del cine de terror clásico. De vueltas a la campilla inglesa colisionamos con
una cinta de tintes sobrenaturales y que nos traslada a la Inglaterra de los
años veinte. Allí nos encontramos a Florence, papel que recae en la actriz
Rebeca Hall. Una joven investigadora de fenómenos paranormales contratada para esclarecer ciertos sucesos relacionados con el más allá en un internado de
críos. Situada en el enclave y dispuesta a desmontar la falacia las fuerzas de
algo oculto saldrán a la luz. Continuando en su afán de volver a dignificar el
cine fantástico, tarea encomiable por parte de Reino Unido, el film nos sumerge
en un relato sin apenas novedades en cuanto a estilo e historia. Si echamos por
un momento la vista atrás veremos la frecuencia con que habitualmente se remite
a este tipo de sucesos plagados de tópicos y con la siempre inquietante
presencia de niños envueltos en turbios pasados de adultos. Tendencia actual más
que agotada. Con algún acierto visual y sobresaltos que no van a despertar al público
más ávido La maldición de Rookford transita
entre lo vulgar, el aburrimiento, escasos escalofríos y remotas visiones. Apta
para paladares poco exigentes.
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